jueves, 26 de julio de 2012

Exonario no figura en el diccionario, pero sí figura en Exonario


 

Exonario

Definiciones y términos que no figuran en el diccionario ("Exonario" no figura en el diccionario, pero sí figura en Exonario)

martes, 24 de julio de 2012

Desemburgar (se)







(Verbo intransitivo. De des, en- y burgo)

Quitarse momentáneamente una actitud o costumbre burguesa. 

A la persona aburguesada se la reconoce por su afición a la comodidad del hogar, al trabajo sin esfuerzo y, en general, a cualquier actividad que no implique alejarse de ciertos básicos placeres suntuarios y cotidianos. No es fácil sacar al aburguesado de sus rituales, pero si se pudiera lograrlo, lo habremos desemburgado.
Cuando un hombre sale a la calle un día de lluvia, y descubre que está mejor allí, al aire libre, que encerrado en su estudio. O cuando decide participar de una marcha a favor de la despenalización de la marihuana, en lugar de quedarse en su living fumándola. O cuando saca del ropero la ropa cara, de marca, que alguna vez compró en una tienda bacana pero nunca usó, y decide regalarla al primero que pase por la calle. En todos estos casos, la pereza doméstica se ve sacudida; el ritmo de la vida prolijamente cómoda se trastoca, pero por un rato: la persona se ha desemburgado. Sin embargo, quien se desemburga vuelve de manera inexorable a sus costumbres. Votará, circunstancialmente, por el partido obrero; pero a los pocos días apoyará de nuevo a los conservadores. Tirará las paredes y transformará su departamento en un loft, pero un mes después volverá a levantarlas. Saldrá a cazar jabalíes con cuchillo en invierno, en medio del monte; pero estará a las siete de la tarde frente al televisor, bañadito y con su vaso de whisky, en la seguridad de su casita bien amoblada y calefaccionada.
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lunes, 23 de julio de 2012

Melobio


(Sustantivo. Del griego mélos = melodía y bios = vida)

Ser cuyo ecosistema vital es la música.

El melobio es un hipotético ser inmaterial que vive entre notas musicales. Su tiempo de vida está confinado a la duración de los sonidos. Cuando hay silencio, el melobio se queda sin su entorno vital y muere como una persona sin oxígeno. Cuando la música se prolonga durante horas, pueden surgir muchos melobios en una misma sesión.
Aunque por sus características inmateriales el melobio es indetectable para la mayoría de las personas, existen profesionales con un oído especialmente entrenado que pueden dar cuenta de su presencia. Según estos profesionales, el melobio canta de manera sutil junto a la música. A veces marca el ritmo; a veces sigue la melodía. A veces recita en voz baja una letanía en un idioma desconocido. A veces insulta y amenaza a los músicos por la calidad del ecosistema que le han creado.
Cada tipo de composición musical crea entornos para melobios de características diferentes. La música de Bach permite la aparición de melobios taciturnos, oscuros y propensos a la poesía existencialista. La música de Rafaella Carrá genera un melobio verborrágico que parlotea con agitación, voz chillona y casi sin pausa.


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domingo, 22 de julio de 2012

Prestifanía


(Palabra y definición enviadas por Alejandro Arjona)

(Sustantivo. Del latín Praestigium = Prestigio y del griego pháino = manifestarse.)

Revelación en la cual, esperando obtener ayuda de un ser sobrenatural, arcano, divino o demoniaco, se presenta o intercede  un personaje famoso (o infame) de la historia.

Si a usted le preocupa un examen de matemáticas, y en esa situación le pide ayuda a Dios y frente a la evaluación se presenta Einstein y le da las respuestas; si a la hora de dar un discurso le ruega a su santo particular que le brinde inspiración y en una foto tomada durante el evento aparece junto a Hitler, ha sido afectado por una Prestifanía.
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miércoles, 18 de julio de 2012

Mirióbolos


(Sustantivo. Del grigeo mýrias = diez mil y bállo = arrojar)

Cada una de las innumerables piezas que quedan desperdigadas en el piso cuando se vuelca un receptáculo o una caja. 

Los miróbolos siguen apareciendo muchos días después de que un recipiente se haya caído: bolitas, piezas de rompecabezas, alfileres, tachuelas. No importa cuán exhaustiva haya sido nuestra recolección posterior a la caída: seguiremos encontrando mirióbolos durante semanas y meses; incluso en lugares alejados y recónditos.   
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jueves, 12 de julio de 2012

Pusilágrafe


(Adjetivo. Del latín pusillus = pequeño, mezquino y del griego gráphos = escritura, diseño)

1. Dícese del docente que utiliza poco el pizarrón. 

Muchos docentes grafican su dilatada exposición oral en el aula con pequeños e inexpresivos trazos en el borde del pizarrón. Con esos garabatos incomprensibles y miserables, pretenden ilustrar todo el contenido de esa clase. 


2. Dícese de quien suele expresarse con elocuencia en la oralidad, pero no puede ni desea volcar esa elocuencia en un texto escrito.  

Es frecuente encontrar a personas que hacen un excelente uso de la retórica y la persuasión en sus actos de habla, pero que son totalmente inútiles para expresarse por escrito.



3. Dícese del escritor que odia el acto de escribir. 

Hay escritores a quienes les gusta haber escrito, pero detestan estar escribiendo o, peor aun, tener que escribir. Por extensión, también se aplica el término a la persona (sea o no escritor) que debe escribir un texto y vive postergando su ejecución. Las tesis doctorales, los papers de investigación, los informes, los balances, las sentencias judiciales: hay gente a la que se le paga por escribir esos textos, aunque ellos tratan de evitarlo todo lo posible.

4. Persona que no escribe en las redes sociales, aunque participa de ellas. 

El pusilágrafe en esta acepción jamás deja un comentario ni opinión en Facebook. Sabemos, sin embargo, que lee todo lo que se pone, porque un día nos lo cruzamos por la calle y ahí sí, en la oralidad, se atreve a expresarnos lo que opinaba sobre la presidenta, sobre la religión católica y sobre los partidos neonazis. En la red social, por escrito, fue incapaz de explayarse. Ahora, cara a cara, no tiene problemas en declararse en desacuerdo con todo lo que decían Juan, Pedro y María. Pero él, por las dudas, jamás blanquea por escrito ese desacuerdo.

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miércoles, 11 de julio de 2012

Revista Para Ti recomienda comprar Exonario

La revista Para Ti, en su edición del 6 de julio, pone a Exonario entre sus recomendaciones de compras.


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martes, 10 de julio de 2012

Vestiplecio


(Sustantivo. Del latín vestis = ropa, vestimenta y plexus = tejido, entrelazado)

Abrazo que se dan las prendas de vestir cuando están en el lavarropas o colgadas en la soga.

Cuando vamos a sacar la ropa de la lavadora, ya retorcida por la fuerza centrífuga, descubrimos que las mangas de la camiseta se han anudado como enredaderas alrededor del pantalón; que los calzoncillos terminaron embrollados con las medias; que los cordones de las zapatillas se han revolcado con los trapos rejilla . Luego, en el tendedero, el viento coloca las botamangas del pantalón sobre la campera; la camisa pasa sus puños por el trasero de la minifalda y la sunga se dobla en pliegues frenéticos hasta quedar encimada sobre el corpiño. Las prendas lavadas y luego tendidas al sol muestran entre sí una especie de amor que es a la vez impúdico, desinhibido, abstracto y silencioso.
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sábado, 7 de julio de 2012

Crasear


(Palabra y definición enviadas por Margarita Grandotto)

(Verbo intransitivo. De crasis: unión de dos palabras en las que una de ellas pierde una parte. Sustantivo: craseo)

Actividad que requiere de al menos dos componentes, en la cual se pierde una parte de esos componentes.

Un ejemplo de craseo es la preparación de mayonesa: se crasea con huevo y aceite, pues del huevo solo se usa la yema y se descarta la clara.

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domingo, 1 de julio de 2012

Libro "Exonario" a la venta

En los catálogos de Random House Monadori (Editorial Sudamericana) aparece "Exonario" como novedad. 
A partir de este mes en todas las librerías de Argentina y de Uruguay.

Aquí los detalles de la publicación.

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jueves, 28 de junio de 2012

Autoclepsia

(Sustantivo. Del griego autós = sí mismo y klopeúo = robar)

Robo que un sujeto perpetúa a sí mismo. 

Tanto la etimología como la definición de este término son transparentes y lacónicas. Pero algunas de sus implicancias no lo son tanto.
En su acepción más inmediata, la autoclepsia indica una operación imposible de llevar a cabo de manera literal, pues para que ocurra un robo es necesario que la víctima no consienta ni pueda predecir o prevenir las circunstancias del robo. Una persona que ahorra dinero en un cajón, y que luego saca dinero de ese ahorro para otros fines, ha cometido un isidebio, pero no un robo a sí misma. En este sentido el término puede usarse para casos de esquizofrenia, en los cuales una de las múltiples personalidades de un sujeto  se aprovecha de los bienes de las otras personalidades.
Existe otra manera menos literal de entender la autoclepsia: un robo perpetrado a sí mismo, pero cuyo destinatario no es el propio sujeto que roba. Si usted es asaltado en la calle, puede que los ladrones le pidan todo lo que lleva puesto. Pero si, además de entregarle lo que lleva, le pide a sus asaltantes que lo acompañen a su casa, y usted mismo desvalija su propia vivienda para ellos, entonces ha cometido autoclepsia. Cualquier persona que sea especialmente colaborativa con un ladrón, ofreciéndole sus bienes como si los promocionara, comete autoclepsia. "Miren, pasen, les voy a mostrar los diamantes de mi abuela. Están en el alhajero. Esperen que busco la llave. Y este reloj que parece de fantasía tiene engranajes de oro puro. Aprovechen a llevarse los cuadros, que son originales y valen una fortuna. Si se llevan esto, hacen un botín fabuloso."

El término también podría aplicarse a ciertos actos furtivos y vandálicos propios de los robos, en los cuales la víctima de ese vandalismo es uno mismo. Si alguien barreteara la puerta de su propio auto y lo pusiera en marcha haciendo contacto, sin llaves; si violentara su caja fuerte o tratara de sacar dinero de su propia bóveda bancaria haciendo un boquete, estará cometiendo autoclepsia.
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martes, 26 de junio de 2012

Chirolote

(Adjetivo y sustantivo. De Chirolita: nombre del muñeco del famoso ventriloquista conocido como Mister Chasman)

1. Títere que maneja a su amo.

2. Entidad inerte e inconsciente que toma el control de un sujeto consciente e intencional. 

Esta palabra, en sus dos acepciones, puede utilizarse tanto en su sentido literal como en el metafórico, aunque es más común el último. En sentido literal implica otorgarle una intencionalidad real y propia a la entidad inconsciente. Un muñeco sin vida que manejara a una persona, debe tener cierto tipo de objetivos, aun cuando no se tratara de objetivos conscientes. A veces los niños dicen que sus muñecos les dan órdenes. Si ellos las acatan, y si las órdenes son sistemáticas, continuas y sin resquicio para ejercitar la propia voluntad, entonces ya no estamos ante un juguete inocente, sino ante un chirolote.
En su acepción metafórica, el término se usa para adjetivar al subordinado (de una empresa, de un estado, de un reino) que se comporta como jefe de sus propio jefe. Si el gerente le dice a su empleado: "Vení mañana a las siete y limpiame el escritorio", y si el empleado responde: "Mañana no tengo ganas; es más: vení vos a limpiarme el mío", y si el jefe acata de modo sistemático retruques de este tipo, se dice que el empleado es un chirolote. Lo mismo ocurriría si un funcionario de segunda o tercera línea del estado (o de un reino) es capaz de dar órdenes a su presidente (o a su rey), y si el presidente (o el rey) respondiera sin chistar a esas órdenes.

Para que a una persona se la califique de chirolote es necesario que su superior acate las órdenes que le imparte.
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jueves, 21 de junio de 2012

Escopuloquio

(Sustantivo. Del latín scopulus = roca, escollo y loquor = hablar)

Conjunto de argumentos que se interponen para mostrar las dificultades de ejecución de un proyecto.. 

Cuando una persona quiere poner en práctica una idea, a veces no conviene comentarlo. "Quiero poner un quiosco", dice un entusiasta microemprendedor. "Pero te vas a pasar todo el día encerrado trabajando; te pueden asaltar, es aburrido, no deja ganancias, te vas a fundir", responde un pariente preocupado. "Me voy a comprar un auto", dice A. B le replica: "Gasta nafta; hay conflicto con hidrocarburos, tenés que pagar patente, podés chocar y morirte" En esas respuestas tenemos escopuloquios: discursos que no alientan ni apoyan; sólo se limitan a enfatizar los posibles problemas, elevados incluso a un grado hiperbólico.
Algunos escopuloquios son especialmente irritantes: aquellos que nos señalan objeciones redundantes o inherentes a la propia ejecución del proyecto; objeciones para las cuales no habíamos visualizado ningún problema. "Voy a poner un negocio con Carlitos", dice A. De inmediato, B le interpone un escopuloquio: "Pero... ¿te das cuenta de que, si estás con Carlitos, vas a tener que dividir las ganancias con él?". Como puede verse, ya en el proyecto de sociedad con Carlitos estaba presente la necesidad de dividir las ganancias, de modo que el escopuloquio enunciado presenta una objeción que es anterior a cualquier proyecto con Carlitos. ¡Y es obvio que, si decidimos emprender un proyecto con Carlitos, ya habíamos evaluado que dividiríamos las ganancias!

Es conveniente rodearse de personas que se entusiasmen con nuestros proyectos; que tengan una visión positiva de sus resultados y oportunidades; que nos inciten a llevarlos a cabo y que fantaseen con nosotros sobre los maravillosos destinos que se abrirán. Evitemos, entonces, a los temerosos, llorones e inmóviles; a quienes desde lugares cómodos y poco arriesgados nos advierten sobre peligros inverosímiles y retorcidos. El que tiene un proyecto no debe temerle a los peligros: solo debe temerle a quienes los subrayan con resaltador y los convierten en protagonistas de nuestra vida.  
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martes, 19 de junio de 2012

Conmorar

(Verbo transitivo. Del latín cum = con y moratio = demora, detención. Adjetivo: conmorativo. sustantivo: conmoración)

Solucionar un problema inmovilizando las partes que padecen el problema.

El ejemplo más intuitivo (y más inadecuado para el uso de este término) es el enyesado de los huesos cuando se quiebran. Sin embargo, para que se conmore, es necesario que la inmovilidad resulte inoperante y que en rigor no constituya una solución en absoluto, sino la demora de dicha solución mediante la estrategia de paralizar los elementos que la requieren.
Pongamos un ejemplo. Usted está cambiando los azulejos del baño y ha comprado unos de color celeste. Se da cuenta de que necesita comprar una o dos cajas más de azulejos para completar el trabajo. Sin embargo, en el local de venta de azulejos le dicen que sólo tienen de color negro, y que no son del tamaño que usted requiere. "La única solución es esperar tres meses hasta que lleguen los que usted necesita", dice el vendedor, utilizando la estrategia conmorativa: no hay una solución en absoluto; mas bien se le pide que abandone sus pretensiones y deje la tarea sin concluir. Esta misma situación nos puede ocurrir con otros hechos aun más desesperantes: una operación de urgencia que se posterga porque no hay hospital (y por la cual el médico nos dice que la "solución" es esperar); un juicio laboral que se demora por tiempo indefinido a causa de las vacaciones de los jueces, por el cual los abogados nos piden paciencia.

En todos estos casos, la única herramienta que se propone es el paso del tiempo. El afectado de la conmoración no sabe siquiera si ese tiempo le otorgará la posibilidad de avanzar hacia su objetivo o si, por el contrario, el proceso se paralizará de manera definitiva. No tiene más remedio que abandonar cualquier expectativa y dedicar su tiempo a otros menesteres.

Es importante destacar que la conmoración se propone como una solución. Quien nos dice "espere por tiempo indefinido sin avanzar un ápice en su objetivo", cree (o finge creer) que ese enunciado es una forma de resolver el problema, cuando en verdad ni siquiera se han logrado las condiciones mínimas para enfrentarlo. 


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jueves, 14 de junio de 2012

Pragmafanía

(Sustantivo. Del griego prágma = objeto, cosa y pháino = manifestarse. Puede utilizarse también pratofanía)

Revelación en la cual, en lugar de aparecerse una entidad sobrenatural, aparece un objeto o artefacto cotidiano. 

Mientras la hierofanía es la manifestación de lo sagrado, la pragmafanía es la manifestación de lo banal o lo intrascendente. Si usted ve una luz en el cielo nublado acompañada de estruendo y, entre las nubes asoma un paquete de galletitas o un reproductor de DVD (en vez de la esperada deidad); si después de días de ayuno, encierro, meditación, oración y soledad siente una honda presencia espiritual que luego se manifiesta en forma de cafetera, o de inodoro, o de botella plástica vacía, ha sufrido una pragmafanía.
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sábado, 9 de junio de 2012

Transplanear

(Palabra y definición enviadas por  José Gabriel Benítez)

(de lat. trans = a través de" y planus = nivel") 

Acto de pasar de un plano cósmico a otro, sin estar en el plano destinado aún.

El Universo es infinito y tiene infinitas posibilidades. Todas las opciones co-existen, al parecer, en éste instante presente, que es la eternidad. Transplanear es irse de una dimensión de posibilidades, a otra dimensión de posibilidades.
Cuentan los ocultistas que entre el estado de vigilia y el sueño existe un estado transitorio llamado "alfa" en el que uno puede levantarse de la cama y vagar por el Universo en el mundo de los sueños pero con la consciencia de alguien despierto. Aunque hay otras maneras de transplanear, por ejemplo, haciendo arte o apreciándolo. El ensueño imaginativo de un niño podría considerarse un transplaneo, ya que estando físicamente en el plano material, su mente se encuentra en sus propias fantasías, que son reales en su mente, claro.
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jueves, 7 de junio de 2012

Malaconchado

(Adjetivo. De mal y aconchado. Puede usarse también malconchado)

1. Dícese de la persona que mantiene relaciones con una mujer que no le conviene. "Javier se casó con la Peluda. Esa mina no era para él; quedó malaconchado"

2. Dícese de la persona que no puede encontrar satisfacción sexual con su pareja femenina. "Carola no quiere tener sexo con Raúl, su marido. Por eso él anda cabareteando, porque está malaconchado"

3. Como verbo (malaconcharse), se utiliza para referirse a la acción de enamorarse o al intento de cortejo de una mujer indiferente, caprichosa, frívola y / o malvada. "No te malaconches con Carina; es lo peor que puede pasarte"
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miércoles, 6 de junio de 2012

Falicálido

 (Del latín fallax = impostor, falso, hipócrita y callidus = astuto)

Persona a la que se considera inteligente aun cuando jamás ha demostrado serlo.

A veces estamos seguros de que un amigo es muy perspicaz, astuto y avispado. Pero continuamente escuchamos (y a veces corroboramos) de él historias como estas: "Roberto es un tipo muy inteligente; qué raro que haya desaprobado el examen elemental de álgebra (siendo que él es profesor de álgebra)"; "Mirá vos, Roberto se agarró a trompadas con el ferretero porque la caja de clavos traía noventa y nueve, no cien. Él, que es tan inteligente, tomando esas actitudes". "A Roberto lo engañó su mujer durante veinte años; incluso encontró a su amante desnudo en el lavadero, pero creyó que era el plomero. Qué raro, cómo cayó Roberto, y eso que es un tipo inteligente". "A Roberto le dijeron que había ganado un concurso de belleza, pero para darle el premio le pedían quinientos dólares, y él los pagó. Increíble, alguien inteligente como el Rober, lo agarran en esa"; "Roberto perdió un partido de truco y se puso a gritar que le hicieron trampa. Una persona tan inteligente, llorando porque el azar no lo favorece". "Mirá, Roberto, que es tan inteligente, sin embargo me manda estos mails en cadena con power points sobre gatitos"; "Qué raro, Roberto es inteligente, no sé cómo apoya al partido neonazi 'Los Judíos A La Hoguera'" La conclusión bastante palmaria debiera ser: Roberto no es inteligente, es un pobre estúpido. Sin embargo, tal vez por algún hecho afortunado de su pasado, o quizás porque su entorno lo ensalzó de manera incorrecta, todo el mundo concuerda en que Roberto tiene una gran lucidez y es prácticamente un superdotado. Ante cada acto de su vida, Roberto se comporta de modo torpe, irascible, violento y nocivo; pero alguna vez nos hizo creer que detrás de esa fachada biliosa hay alguien que "piensa distinto" o que "resuelve las cosas" de una manera inesperada y lateral: "Roberto, cuando sale de su casa, deja la puertaabierta de par en par, así los ladrones no entran porque piensan que hay alguien". "Él juega al ajedrez de otro modo, por eso pierde; pero está tratando de imponer su nueva técnica". "Dejó de estudiar pintura porque está más allá de eso; estuvo tratando de inventar una nueva vanguardia artística hasta que, harto de no ser reconocido, quemó los caballetes y se hizo camionero. ¡Pero no sabés qué camionero! El tipo está diseñando una nueva manera de andar por las rutas manejando con el pensamiento. Y sí, ya chocó varias veces, pero sigue intentando. Es un genio"

Los falicálidos están en todas partes. Aunque la mayoría de las veces son repudiables, sin embargo hay que concederles un gran mérito: no es fácil, para un estúpido, andar por el mundo haciendo creer a los demás que se es un genio. De hecho, solo por ese logro debemos suponer que no es tan estúpido como parece.

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martes, 5 de junio de 2012

Edímera

(Sustantivo femenino y adjetivo. Del griego a = negación; éidos = forma y hémera = día)

Día sin forma. 

Mientras la hemeromorfia es la estructura que posee un día de la semana (la hemeromorfia del lunes es muy diferente a la del domingo), la edímera es un día que escapa a cualquier estructuración y que transcurre sin que las horas se marquen de un modo contundente y preciso. En las edímeras solemos sentir que estamos en la mañana, cuando ya son las cinco de la tarde. O nos parece que es la hora de acostarse y sin embargo apenas está atardeciendo. Por lo general, nos acompaña todo el día el mismo estado de ánimo: las lagañas, los bostezos y la sensación obnubilada y torpe del ayuno se prolongan hasta el anochecer como si recién nos hubiésemos levantado. El día sin forma tiene sus ejes corridos; la luz del sol (o su ausencia) nos desorienta y los relojes marcan confundidos una hora que no se condice con nuestro somnoliento tiempo interior.

Las edímeras son, casi siempre, necrómeros.
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miércoles, 30 de mayo de 2012

Codividuo

(Sustantivo. Del latín cum = con  y divideo = dividir)

Individuo que sólo surge cuando hay muchos individuos. 

¿Conoce usted a Carlitos? Carlitos estuvo en la reunión de ayer, cuando Roberto, Martina, Ariel, José y Joel se juntaron a cenar. También estuvo hace dos semanas, cuando Rebeca, Carolina, Ariel, Roberto y Jorge fueron a la fiesta de Miranda. Usted sí conoce a Carlitos: está presente en casi todas las reuniones. Pero nunca se va de ellas; nunca lo ve en otra circunstancia; no sabe de su vida, ni de sus padeceres, ni de su familia. Carlitos es un codividuo: una especie de entidad que surge de la conjunción de muchas entidades. Él no tiene una existencia independiente. Sale en las fotos grupales, pero no se le conocen fotos en solitario. No tiene domicilio, ni pareja. Su vida se limita a un ecosistema muy preciso: la conjunción de seis o siete amigos, pizzas, cerveza y sábado a la noche. O diez compañeros de trabajo, una fotocopiadora, tres oficinas y días hábiles. O una cancha de fútbol, tres árboles, diez gorriones y un niño que patea solo al arco. El codividuo simplemente se diluye cuando los individuos y el entorno que lo conforman se separan.

¿Le ha pasado alguna vez que, al examinar una foto grupal, encuentre en ella alguna persona que no estaba presente? Siempre, en las instantáneas multitudinarias, sale más gente de la que hay. Esos tránsfugas que roban píxeles en las cámaras son codividuos, tenues entidades que buscan inmortalizar su vacilante existencia mediante la argucia de confundirse entre individuos autónomos.

¿Tiene usted la certeza de no ser un codividuo? ¿En qué funda esa certeza?

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martes, 29 de mayo de 2012

Agonopsia

(Sustantivo. Del griego agonízestai = luchar y ópsis = vista)

Arte de observar a personas y animales que están muriendo.

Mientras la necropsia es la observación de los cadáveres, la agonopsia es la observación de personas en estado de agonía, de todo el proceso que desemboca en la muerte. Puede tener varias finalidades: a veces, simplemente el acompañamiento de la persona o el animal enfermos. Otras veces, puede ser parte de una investigación médica o científica. En raros casos, podría referirse al placer morboso o estético del proceso fatal. Si grupos de personas se congregan alrededor de un enfermo terminal en su última agonía, por la sola curiosidad de saber qué expresión tiene un muerto reciente, un muerto al que se lo vio luchar con la muerte, estaríamos ante un caso de agonopsia morbosa o estética.

La agonopsia no sólo se aplica a la observación de enfermos. El espectáculo de un ahorcamiento o una ejecución en la silla eléctrica también son casos de agonopsia, siempre y cuando haya algún instante de agonía entre la puesta en marcha de la ejecución y el momento de la muerte. Si la muerte sólo se da de un momento para el otro, sin mediar un sufrimiento observable, el término 'agonopsia' no puede en rigor utilizarse.
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miércoles, 23 de mayo de 2012

Anenómiso

(Adjetivo. Del griego a = partícula negativa; oinós = vino y methuo = embriagarse, estar bebido)

1. Dícese de quien puede emborracharse espontáneamente, sin haber bebido. 

2. Dícese de quien puede inducirse de modo voluntario un estado de alucinación similar al que se obtiene a través de drogas. 

3. Dícese de quien se comporta como embriagado o drogado porque cree que ha bebido alcohol o ha tomado drogas.

En las dos primeras acepciones, el anenómiso arrastra la lengua para hablar, se abraza a sus amigos, tiene la vista nublada, el andar torpe y llora entre hipos cortados. O bien intenta atrapar inexistentes mariposas que lo sobrevuelan, o ve su entorno de colores y formas extrañas: los rostros, como si tuvieran máscaras blancas; las paredes como si tuvieran una leve fosforescencia; el perro, como si fuese un demonio enrojecido, cornudo y llameante. Pero no necesita alcohol ni drogas para lograr estos efectos: simplemente, desea que ocurran. A partir de ese deseo, su cuerpo y su mente se comportan tal como lo haría quien de hecho consumió alucinógenos y / o alcohol.
En la tercera acepción, al anenómiso se lo ha engañado. Le dieron un cigarrillo común, y él creyó que fumaba marihuana. Le dieron jugo de manzana en lugar de sidra. Como él está convencido de que ha fumado o bebido bastante, empieza a mostrar los mismos síntomas que en los ejemplos anteriores. Su propia sugestión, mas un entorno favorable, mas la certeza de que la embriaguez es una consecuencia necesaria de haber fumado o bebido, lo llevan a alucinar, a reírse como un demente o a desnudarse en medio de la calle y gritarle insultos entrecortados a la policía.
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martes, 22 de mayo de 2012

Niteróveco

(Sustantivo y adjetivo. Del latín non = no; iter = por segunda y vicis = vez)

Actividad que sólo es atractiva cuando se realiza por primera vez. 

A veces uno encuentra un programa de televisión que parece maravilloso. Apreciamos la originalidad y la dinámica del programa, y sospechamos que nos convertiremos en fanáticos. Sin embargo, la segunda vez que lo miramos, ya no nos parece tan genial. Descubrimos que las secciones del programa son parte de un formato que se repite en cada emisión, y la originalidad que nos impactó al principio se muestra subordinada a una estructura rígida y torpe. El entusiasmo de la primera vez se desvanece.
Puede ocurrir lo mismo con un libro, un blog, una comida. Existen alimentos que parecen increíbles al primer bocado. Pero al segundo, ya no son tan sabrosos y al tercero terminan volviéndose aborrecibles. Jugar al tenis pareció interesante esa tarde en la que, por casualidad, fuimos a parar a una cancha con dos raquetas y tres amigos. La segunda vez, cuando la salida fue programada, no fue tan divertido y apenas pudimos acertarle a la pelota sin esguinzarnos.  La primera vez que vivimos, la exigua duración de la existencia nos dejó con gusto a poco. Cuando reencarnamos por segunda, tercera y décima vez, nos pareció que la vida era fastidiosa y que ya no merecía tanto la pena.
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martes, 15 de mayo de 2012

Exogenario

(Adjetivo y sustantivo. Del griego exo- = por fuera; gené = origen, nacimiento; y desinencia -ario que indica ordenamiento)

Dícese de quien está fuera de clasificación etaria. 

Es común que no se le pregunte la edad a las mujeres, o que cuando se supera una determinada cantidad de años (por lo general, entre treinta y cinco y ochenta) se pretenda olvidar la cuenta y confundir a quienes especulan con nuestros abriles. La torta de cumpleaños tiene velitas que no delatan el número total, y la fecha de nacimiento se recela ante cualquier circunstancia. El exogenario vive en una franja etaria indefinida; se ha eximido de registrar las crudas cifras de su propio tiempo vital y finge -para los demás, y quizás no tanto para sí mismo- que sus onomásticos ya no se molestan en sumar por estar tan cargados de decenas.

En otra acepción, un exogenario es algún imposible ser, que viviese en una eternidad (o temporalidad paralela) cuyo modo de existencia esté por fuera de cualquier paso del tiempo. Un exogenario, aun cuando pudiera existir en nuestro universo, nunca cumpliría años.
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viernes, 11 de mayo de 2012

Autóftono

(Adjetivo. Del griego autós = sí mismo y phtónos = envidia. Sustantivo: autoftonía)

Dícese de quien tiene celos o envidia de sí mismo. 

Se supone que la envidia es un sentimiento en el que intervienen al menos dos individuos: A siente envidia de B. Pero en algunos casos, el sujeto y el objeto de la envidia coinciden. Si usted ha engordado y observa una foto de hace un par de meses, en la que el traje le queda bien y la sonrisa seductora no parece una caricatura fofa; si observar esa foto le hace maldecir y despreciar a ese hombre flaco, entonces usted es un autóftono. Cada vez que, en lugar de añorar al que fuimos, terminamos odiándolo por haber sido mejor que el que somos, hemos padecido la autoftonía.
Si usted lee un texto o mira un cuadro y dice "qué bien escribe / pinta este hijo de puta, qué envidia me da", y luego se da cuenta de que es algo que usted mismo había escrito / pintado hace mucho tiempo, ha tenido un episodio de autoftonía inconsciente. Lo mismo ocurriría si viese un video en el que su propia mujer camina de la mano de un hombre: usted tendrá celos de ese hombre, hasta que descubre que ese hombre es usted mismo. Sin saberlo, estuvo a punto de hacer un escándalo marital por esos celos autodirigidos.
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miércoles, 9 de mayo de 2012

Subostio

(Sustantivo. Del latín sub- = por debajo y ostium = puerta. Verbo transitivo: subostiar)

Objeto que puede pasar por debajo de una puerta. 

Las facturas de la luz, del cable y el gas; el impuesto municipal, las publicidades de electrodomésticos, el diario y los avisos de telegrama suelen ser subostios. Es común que, con el paso de los días, el pasillo cercano a la puerta de entrada de casa esté repleto de subostios.

Si le pedimos a alguien que pase algo por debajo de la puerta podemos indicarle, de un modo más económico, que subostie ese objeto.
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martes, 8 de mayo de 2012

Engueto

¿Por qué los periodistas de este programa se disfrazan y se pintan el rostro?
(Sustantivo. De en y guetto)

Serie o proceso que progresivamente se va haciendo más difícil de entender si no se sigue cada una de sus partes. 

La definición es un poco oscura, pero se refiere a un fenómeno bastante común. Pongamos ejemplos.
Usted mira todos los días un programa de televisión porque le resultan interesantes las notas que hacen los conductores. Hablan -supongamos- acerca de automóviles raros, de caminos complicados al tránsito y de puentes peligrosos. De a poco, los conductores dejan de mostrar automóviles, caminos y puentes, y van incorporando una jerga, chistes internos, bloques en los que hacen referencia a hechos ocurridos en otros programas, guiños, miradas cómplices. Si usted ha visto todos y cada uno de los programas, entiende de qué se está hablando. Pero para quien empieza a verlo hoy mismo, la emisión resulta ininteligible. El programa se ha convertido en un engueto (se ha enguetado); sólo lo disfrutan y lo entienden a pleno quienes lo vienen siguiendo desde hace mucho.
Cuando se está ante un engueto, resulta imposible comenzar a seguirlo desde cualquier punto arbitrariamente.
No debe confundirse al engueto con una serie empezada. Una novela por capítulos no es un engueto: su propia estructura obliga a mirarla desde el principio para no perder la trama. Un engueto, en cambio, no tiene necesariamente una secuencia narrativa, sino un conjunto obtuso de subtramas autorreferentes que giran en torno de las vicisitudes de cada emisión. El conductor que hablaba acerca de los caminos, un día dijo "caninos". Desde ese día, le ponen sonido de perros que ladran. Usted enciende el televisor hoy y no entiende qué tienen que ver los ladridos de perro con los caminos. No lo entiende, porque no tiene acceso al origen de esa bromita tonta, y por lo tanto no participa del guetto de quienes la conocen.

(Exonario intenta por todos los medios no ser un engueto. Espero que quienes ingresen hoy al blog entiendan el objetivo del mismo modo que quienes ingresaron el veinte de noviembre del dos mil seis.)
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jueves, 3 de mayo de 2012

Ratificho

(Adjetivo. Del latín ratio = cuenta, cálculo y facio = hacer)

Quien decide lo que alguien necesita para vivir.

El ratificho calcula, de acuerdo a su caprichoso y arbitrario parecer, cómo y con cuánto debe vivir alguien. "Pedro no tiene familia y es soltero. ¿Cuánto necesita ganar por mes? ¿Tres mil pesos?". Sus especulaciones no se basan en el valor de la canasta familiar, sino en las imaginarias necesidades del individuo sobre quien recae la decisión. Cree que no se debe retribuir a alguien por su labor o por los derechos adquiridos, sino por lo que él supone que requiere la persona de acuerdo al tipo de vida que lleva. "Pero Juan toma una sopita y dos rodajas de pan por día. Él no necesita ganar mucho dinero, con poco lo arreglás". No se da cuenta (o finge no hacerlo) de que la frugalidad puede ser, precisamente, producto del rigor y el escaso dinero.
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martes, 1 de mayo de 2012

Gagasajar

(Verbo. De gagá y agasajar)

Ofrecer reiteradas veces un refrigerio o convite que es sistemáticamente rechazado.

No es casualidad que quienes se dedican a gagasajar sean personas mayores: abuelos, tíos o  padres de avanzada edad: son ellos quienes chochean por la edad y están cerca de ser considerados gagá. "¿Querés un tecito?", ofrece la abuela a su nieto. "No" es la respuesta. Cinco minutos después, la abuela repite el ofrecimiento: "¿Un tecito calentito?". "No". Esta invitación puede darse muchas veces con exasperante insistencia, e incluso inmediatamente de haberla rechazado -es decir: sin que pase un prudente tiempo para reformular el ofrecimiento: "Pero no te vendría mal un tecito con tanto frío". "No, abuela, gracias, ya te dije que no quiero". "Un tecito de boldo, que es más digestivo, aunque sea una taza chiquita"; "No, abuela, me voy a lo de mi novia". "Ah, ya que vas a salir, mejor tomate un tecito antes".
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miércoles, 25 de abril de 2012

Culefardo

(Adjetivo. Del lunfardo "culo 'e fardo", "culo de fardo")

Dícese de quien involuntariamente golpea objetos con su trasero al caminar. 

Si el culefardo entra en un lugar pequeño, rodeado de escritorios y pilas de papeles, mesas con botellas, vasos, jarrones y adornos, seguramente hará que su culo choque con el borde de una mesa o un escritorio, haciéndolos trastabillar. El culefardo no puede calcular el ancho de sus caderas; de hecho, muchas veces, sus nalgas quedan atascadas en algún lugar insólito y bochornosamente ridículo: en las escaleras mecánicas de un shopping, la puerta giratoria de un banco o el inodoro.  
La definición puede sugerir que el culefardo tiene asentaderas demasiado grandes. Esto no es necesariamente así: hay personas de culo pequeño que no saben cómo manejarlo. Puede que no sean torpes con las manos, ni con los pies, pero sí con el trasero.

Se suele llamar "culefardo", por extensión, a cualquier persona torpe.
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martes, 24 de abril de 2012

Plenilismo

(Sustantivo. Del latín plenum = lleno y nihil = nada)

Tendencia a nombrar como positivo algo que es negativo o nulo.

Periodistas, economistas, técnicos de márketing, vendedores, empresarios y políticos recurren a curiosas circunvoluciones semánticas para decir, simplemente, que algo "no hay" o "no tiene": "Hay faltante de aceite"; "Está ausente en las góndolas el bacalao"; "La cantidad de bienes que posee mi defendido puede contabilizarse en cero"; "La señal direccionada hacia su teléfono está momentáneamente congestionada"; "El saldo de su tarjeta tiene una cantidad de cero pesos con cero centavos, y dispone de un crédito extra de cero pesos, junto con una cuenta corriente en dólares con cero pesos. Tiene un préstamo preaprobado de cero pesos".
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viernes, 20 de abril de 2012

Explanógrafo

(Adjetivo. Del latín explanare = explicar y del griego gráphos = esquema, gráfico, ilustración)


Quien se limita a explicar un fenómeno en lugar de solucionarlo.

Usted llama desesperado al servicio de atención al cliente, y cuenta que internet dejó de funcionar. La operadora, con una parsimonia exasperante, le detalla el problema: "Ah, lo que ocurre es que se desconectó un chip de la central y se quemó un puente TH6. Además, el sol calienta los cables que transportan la señal, y hay mucho viento y el Wifi se vuela para cualquier lado". Usted recibe una perorata extensa para que entienda por qué el servicio funciona mal. Pero nadie le dice una palabra acerca de cómo solucionarlo, ni cuándo estará reparado, ni por qué razón usted, que paga puntualmente, no tiene internet. A veces la operadora le pide que espere un momento y al rato le responde: "Sí, efectivamente, hemos comprobado que la señal de internet en este momento no está siendo direccionalizada hacia su domicilio", lo cual ni siquiera es una explicación, sino un rebuscado giro para decir lo que usted ya sabe: que no anda internet.

Por supuesto, el explanógrafo aparece en todos los ámbitos. Si vamos al almacenero y le decimos, con la botella en lamano: "Mire, el vino que me vendió estaba picado", el almacenero explanógrafo nos dirá: "Sí, no sé qué pudo haber pasado, toda esa partida de vinos fue mala", sin sugerir jamás que nos devolverá el dinero o nos dará un vino bueno. Si vamos al médico y decimos "Me duele la herida de la operación", el doctor explanógrafo nos responderá: "Lo que ocurre es que te hicimos la operación con un bisturí chino y te pusimos alcohol de baja graduación alcohólica y anestesia clase B3. Además, los gérmenes andan dando vueltas por la herida, y tal vez se te esté infectando. Son ochenta pesos. No trabajo con obra social. Ah, mañana salgo de vacaciones por seis meses. Que te mejores"
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miércoles, 18 de abril de 2012

Anfídoto

(Sustantivo. Del griego anphi = de dos caminos y dótos = dado)

Medicamento que cura un determinado mal, pero provoca un mal similar al que curó. 

Un anfídoto es un remedio inútil. Si le duele el estómago, el anfídoto lo curará. Pero la consecuencia secundaria de haberlo tomado será un nuevo dolor de estómago. Le curará el dolor de cabeza, pero entre las reacciones adversas de ese medicamento está... el dolor de cabeza. Una pastilla contra el insomnio lo relaja y lo hace dormir. Pero en mitad de la noche se despertará, porque la pastilla activa una reacción química cerebral que le quita el sueño. El anfídoto tiene una ventaja: elimina las causas de su padecimiento. Pero tiene una desventaja: genera otras causas para sufrir ese mismo padecimiento.
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martes, 17 de abril de 2012

Matemaquia

(Sustantivo. Del griego mathéin = aprender y máche = batalla)

1. Arte de desbaratar una clase con preguntas, acotaciones y cuestionamientos ridículos, impertinentes, inatinentes, enojosos y mal formulados.

Quien lleva adelante la matemaquia es el matémaco. En cada aula suele haber un alumno matémaco que se empeña en violentar los acuerdos tácitos entre el rol del docente y el del estudiante. A veces hay una matemaquia deliberada; en otros casos, la actitud es puramente accidental: el matémaco interpela al docente con sinceridad, pero lo hace de un modo poco fructífero para el desarrollo de la clase e incluso para él mismo. "Hoy vamos a estudiar la acotación del error relativo en ecuaciones no lineales", dice el profesor. "¿Eso tiene algo que ver con las ruedas de los carros para caballos?", pregunta el alumno matémaco. Todavía, con esa sola pregunta, no se evidencia la matemaquia (aunque ya se ve venir): para que haya una auténtica matemaquia, se requiere que el alumno insista con su batería de intervenciones durante toda una clase, o durante todo un año: "¿Y las ruedas de los carros de caballo cumplen con los requisitos de otro tipo de ecuaciones?"; "¿Las ecuaciones no lineales tienen algo que ver con la línea de córner del fútbol?"; "Mi papá dice que las ecuaciones no sirven para nada. ¿Usted que opina?"; "¿Cree que Pitágoras inventó las ecuaciones no lineales?"; "¿Era puto Pitágoras? Porque yo escuché una historia que contó una maestra que tenía en quinto grado, y decía que...". "Yo le voy a recitar un poema que una vez leí sobre las ecuaciones. Era algo así: 'Ecuaciones, canciones, las alabo...' No, no me acuerdo. A ver, era 'Ecuaciones...'. No. Ah, no, no era sobre ecuaciones. Era sobre canciones. ¿A usted le gusta escuchar canciones?"

2. Doctrina o doctrinas que niegan la efectividad del saber aprendido e inculcado a través de la ciencia y la formación académica.

Aunque la definición hace referencia a un fenómeno muy amplio, en realidad se puede circunscribir a cuestiones concretas y puntuales. Quienes niegan la efectividad de las vacunas y realizan campañas antivacunatorias, son matémacos. Quienes están en contra de la teoría de evolución de las especies y luchan para quitarla de los programas de enseñanza, son matémacos. Lo mismo ocurriría con quienes negasen cualquier otro resultado científico bien establecido y, a su vez, hicieran una campaña para descalificar la enseñanza de esos saberes. Una palabra muy cercana a esta es 'oscurantismo', aunque hay una diferencia en el significado. Para el oscurantista, existen conocimientos ciertos, pero esos conocimientos deben mantenerse en secreto. Para el matémaco, en cambio, no hay auténtico conocimiento sino un error enorme o una conspiración. Según el matémaco, la escuela y la universidad sólo se dedican a difundir falacias, y cada resultado científico no sólo debe ser examinado, sino incluso descartado de raíz.
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martes, 10 de abril de 2012

Intraorito

(Sustantivo. Del latín intra- = en el interior y del griego óros = montaña. [Mejor que endorito, del griego éndos y óros])

Objeto que viene con fuerza del interior de la tierra. 

Si un meteorito es algo que proviene del cielo (esto es, un lugar más alejado que la altura de las montañas), el intraorito es un "meteorito del interior de la tierra".
Podría pensarse que las rocas volcánicas son intraoritos. Pero el término se refiere con propiedad a un fenómeno curioso y poco documentado: la irrupción inesperada de un objeto (por lo general una roca) que se abre paso a través de la tierra y aparece de golpe en algún lugar en el que no hay ningún tipo de actividad geológica o volcánica visible. Una calle, el patio de una casa, un estadio de básquet: cualquier lugar puede verse visitado por un intraorito, el cual aparece después de haber dejado un agujero de varios kilómetros en el suelo.
No sólo rocas provienen del interior de la tierra: existen curiosos intraoritos, como restos de máquinas herrumbradas, vasijas y esculturas milenarias, e incluso huesos de animales desconocidos.
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lunes, 9 de abril de 2012

Benevicio

(Sustantivo. Del latín bene = de buen modo y vitium = defecto)

Vicio adquirido cuya práctica genera beneficios. 

El vicio es, por lo general, un hábito pernicioso o inmoral. Es probable que una persona no elija sus vicios y que nuestros hábitos negativos sean el resultado de involuntarias prácticas negativas que acumulamos con los años. Pero, ¿qué ocurriría si, por azar, alguno de nuestros vicios comienza a capitalizarse y a generar inesperadas consecuencias positivas?
Por ejemplo, usted pasa horas jugando en internet a cualquier entretenimiento del tipo Tower Defense. Ha perdido trabajos y ha malogrado relaciones sociales por culpa de ese vicio. Sin embargo, un día participa de un torneo internacional y se convierte en campeón de algún Tower Defense. Una conocida marca de videojuegos lo contrata para promocionarse. A usted le hacen notas los diarios y se convierte en una especie de gurú de los Tower Defense. Sin proponérselo, ha capitalizado un hábito negativo y se ha convertido en un benevicio.
Otro ejemplo: usted bebe una determinada marca de vinos especiales y sumamente caros. Se gasta buena parte de su salario en esa bebida. En algún momento se hace un chequeo médico, y el doctor dice, ante los análisis, que gracias a ese hábito de beber vinos caros su colesterol ha disminuido considerablemente y su sistema cardiológico está en perfecto estado. La bebida lo ha salvado de morir con las arterias tapadas, y es su benevicio.

Desde luego, los benevicios aportan algo favorable, pero sin lugar a dudas tienen consecuencias indeseadas. En los ejemplos dados, un vicioso de los videojuegos continuará alienándose de sus relaciones sociales, y un bebedor inevitablemente se emborrachará. Pero en definitiva todo lo que hagamos -sea o no un vicio; sea trabajar, estudiar, adorar a los dioses, bañarse, comer sano, tener sexo monogámico- tiene alguna consecuencia negativa, de modo que esta no puede ser una objeción seria.
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lunes, 2 de abril de 2012

Enjesusado

(Adjetivo. De Jesús)

1. Dícese de quien se parece a la imagen icónica de Jesús de Nazareth.

Los hombres jóvenes que se dejan el pelo largo, usan barba y se visten con ropas largas y de color claro, a veces pretenden con ello parecerse a Jesús. A veces lo logran de manera involuntaria.

2. Dícese de quien repentinamente se vuelve devoto de Jesús de Nazareth. 

Nunca supimos que Alberto tuviera un gran apego por lo religioso -o, mas bien, suponíamos todo lo contrario: su insulto favorito era "me cago en la concha de Dios". Pero desde hace unos meses, se persigna, a veces se detiene en medio de una conversación para rezar, y en cada charla utiliza una parábola cuyo protagonista es Cristo. "Está cada día más enjesusado" no significa que se haya vuelto un gran religioso, sino que ha adoptado misteriosamente los rituales y el lenguaje de alguien que sí lo es. Es importante destacar este matiz: cuando se dice que alguien está enjesusado, en el fondo se desconfía de su repentino fervor.
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martes, 27 de marzo de 2012

Elastopecia

(Sustantivo del latín elasticus = dúctil y peto = exigir, reclamar)

1. Capacidad de estirar el dinero para llegar a fin de mes.

En esta acepción, la elastopecia es una virtud. Pero el término cobra toda su dimensión cuando se lo interpreta en el segundo sentido:

2. Tendencia a creer que las cifras monetarias con las que uno cuenta son infinitamente flexibles. 

Los vendedores de automóviles y de bienes inmobiliarios practican muy a menudo la elastopecia. Con mucho esfuerzo llegamos a juntar treinta mil pesos, entre ahorros, la venta de unos muebles, el préstamo de un banco, una tía con algo de dinero y algunas privaciones. Cuando llegamos a la concesionaria de autos, el vendedor nos pregunta si "no podemos estirarnos" hasta cuarenta, cincuenta o incluso ochenta mil pesos para comprar un modelo mejor: "Si te estirás veinte lucas, te llevás un modelo dos mil diez". Él supone que la disponibilidad de nuestro dinero es versátil e ilimitada, y que si no compramos algo mejor es simplemente porque no tenemos ganas de gastar más dinero (o porque somos amarretes). Quizás, cuando nos pide "un estirón", espere que le digamos: "¡Oh! ¡Podría sacar más dinero del banco y no me había dado cuenta!", o "¡Le voy a pedir más a mi tía!", o tal vez "Ah, sí, mire, tenía doscientos mil pesos debajo del colchón y no lo recordaba".

Hay personas que practican la elastopecia consigo mismas. Para ellos, la exigua cifra de sus salarios no representa un límite a la hora de proyectar gastos. Por eso, consiguen todas las tarjetas de crédito que pueden; hacen compras en veinticuatro cuotas aunque tengan que pagar una alta tasa de interés y sacan préstamos usurarios con tal de "estirarse" y comprar lo que de otro modo habría sido inalcanzable. A pesar de que su deudas aumentan de modo irracional, vuelven a practicar la elastopecia al mes siguiente cuando les depositan el ya minusválido sueldo.
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viernes, 23 de marzo de 2012

Pocerbo

(Sustantivo masculino. Del latín paucus = poco y acerbus = injuria, violencia. Contracción de pocicerbo)

Hecho irrelevante por el cual alguien se siente ofendido.

Nunca sabremos por qué la vecina dejó de saludarnos o en qué momento le empezamos a caer mal a la hija del almacenero. Si repasamos en nuestra memoria, jamás hubo un suceso que ameritara el silencio al que nos someten. A veces tenemos ciertos indicios escasos e insuficientes: la bibliotecaria dejó de sonreirnos después de aquel comentario sobre los calores extemporáneos del mes de marzo. La consuegra no volvió a enviarnos tarjetas de navidad después de que no le contestáramos un correo electrónico a su sobrino nieto. El vendedor de fiambre esquiva nuestra mirada luego de aquella vez en que nos vio comprando salame en el supermercado. En esos casos nos preguntamos: ¿Son suficientes esos hechos para cortar una relación cordial? ¿Puede alguien ser tan susceptible? A veces debemos concluir que sí, que mucha gente es capaz de ofenderse incluso por nuestra forma de caminar. Por eso se suelen escuchar estos argumentos: "No le hablo más a María porque se andaba haciendo la linda por ahí". "Miralo a Pedro. No me lo banco más desde que se hacía el canchero pasando con la bicicleta por mi casa y saludándome". "José es un buen tipo, pero el otro día empezó a decir no sé qué huevada sobre que hay una gotera en su casa. Me hinchó las pelotas y no le contesto las llamadas"

Por supuesto, si le señalamos a alguien que la razón por la que se ofende es irrelevante (es un pocerbo), se sentirá aun más ofendido.
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martes, 20 de marzo de 2012

Devesperación

(Sustantivo. De Véspero y desesperación)

Angustia y ligera depresión por la caída inminente del sol.

Esta sensación suele ocurrir cuando uno se ha acostado a la salida del sol y se levanta a la hora de la siesta. Quizás, apenas se levantó, improvisó un almuerzo, hizo un par de tareas domésticas y ya cae la tarde. Las sombras se hacen largas, el frío se intensifica y uno siente que el día ha sido arrebatado. Tenemos la necesidad de ver un rayo de sol, de disfrutar una intensa tarde bajo la luz del día. Pero ya se hace de noche y habrá que esperar largas horas hasta que amanezca.

También se devespera si se ha estado trabajando todo el día en un lugar cerrado, y sólo puede salir cuando ya el sol agoniza.

En ambos casos, se tiene la sensación de que el día termina antes de haber comenzado.

A veces, también, se puede devesperar espontáneamente, sin que se hayan dado las dos condiciones anteriores. La devesperación es la angustia por saber que el día se termina, ya sea que lo hayamos disfrutado o no.

Es mucho más común devesperar en invierno que en verano.
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jueves, 15 de marzo de 2012

Rubinodia

(Sustantivo. Del latín rubeus = rojo, rubio e inodia = enojo, odio)

Color rojo que dicen ver algunas personas cuando se enfurecen. 

Algunas personas argumentan que, antes de experimentar un episodio de cólera, su campo visual se vuelve de color rojo sangre. Esa experiencia emotivo-visual es la rubinodia.  Es de suponer que durante la rubinodia se pierde el juicio, y que el color rojo del campo visual es producto de un enojo de enormes proporciones.  Quienes la padecen, se comportan como toros encrespados y cometen un acto violento e irracional mientras les dura. A veces se justifican diciendo que "veían todo rojo", como si eso bastara para explicar por qué desollaron al gato, acogotaron a la vecina o incendiaron el jardín de infantes.
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martes, 13 de marzo de 2012

Teratorio

(Sustantivo. Del griego theratos = monstruo y desinencia -torio, que significa lugar donde se realiza una acción. También puede utilizarse "teratario". El especialista que atiende en los teratorios es un teratólogo)

Recinto donde se convierte a las personas en monstruos.

Existen no corroboradas historias acerca de ciertos teratorios ocultos en bosques, montañas o cuevas, atendidos por alquimistas, brujos o científicos locos. Las personas supuestamente acuden a teratorios con la intención de modificar su organismo para obtener poderes especiales, o para resaltar de modo exagerado alguna zona de su cuerpo. De ese modo, hay teratorios que ofrecen la visión -o el poder de vuelo- del águila, la velocidad del tigre o la anulación de deseos y emociones propios de un robot o una cafetera. También, si alguien desea tener bíceps gigantescos, en los teratorios implantan profusión de cadenas musculares adentro de los brazos. En todos los casos, las intervenciones realizadas tienen un altísimo riesgo, son éticamente cuestionables y el resultado es una persona con características monstruosas.

A veces se acude a teratorios sin saberlo. Por ejemplo, cuando ingresamos al hospital para hacernos una cirugía menor en la cabeza y salimos de allí con la cara deformada, los ojos hinchados y la distribución de las facciones totalmente alterada: la cirugía era la excusa para que el teratólogo (camuflado bajo la inocente figura de un cirujano) diera rienda suelta a su necesidad de convertirnos en monstruos.

Hay una delgada línea entre la clínica de cirugía estética y el teratorio. De hecho, muchas veces es difícil establecer si un conjunto de cirugías estéticas ha generado una persona bella o una persona monstruosa. A veces, de tanto aplicarse cirugías estéticas, se termina regiboneciendo. A veces, cuando se aplican enormes implantes mamarios o alargamientos de pene, la persona se convierte en teraterótica.

En el episodio de Los Simpsons, "La Casita del Horror XIII", la familia Simpsons va de vacaciones a una isla en la cual el Dr. Hilbert tiene un teratorio. Allí convierte a las personas en animales.
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lunes, 12 de marzo de 2012

Zambayonismo

(Sustantivo. Del músico cantautor Zambayonny)
Perfecto equilibrio entre la grosería, la pornografía y la poesía.

La definición no da cuenta del verdadero poder del zambayonismo, pues en ese contexto la "grosería" deja de ser tal. Podríamos mejorarla diciendo que, más que un equilibrio, es una lucha entre la poesía y la grosería, batalla despareja en la cual el último elemento se convierte en un instrumento de infinita riqueza lírica al servicio de la poesía.
También podemos definir al zambayonismo como una corriente literario - poética que busca el asombro metafísico a través de ingeniosas y rebuscadas imágenes de crudo contenido erótico. Es muy fácil confundir un zambayonismo con una guarangada. Mientras esta última sólo busca provocar asco o excitación, el zambayonismo pretende cabalgar por encima (y a través) de la carnalidad explícita para remontarse hacia una reflexión sobre los límites del deseo, de la voluntad y de la existencia. El léxico prohibido se abre no hacia la codificación puramente grosera o erótica, sino hacia el encuentro con la vulnerable y tragicómica naturaleza humana.
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jueves, 8 de marzo de 2012

Ultrapostilla

(Sustantivo. Del latín ultra = que rebasa y post illa = 'después de aquellas cosas', nota al margen. Sinónimo: ultracotación)

Interrupción de un relato para hacer un comentario extenso e inoportuno que desbarata el relato original.

Es muy frecuente que cuando alguien decide contar algo, es interrumpido innúmeras veces por las innecesarias acotaciones de su oyente, cada una de las cuales puede extenderse por circunloquios y meandros semánticos muy lejanos a los de la intención original de quien inició el relato. "Ayer discutí con Andrés porque...", dice A. B hace una ultracotación: "No te conviene discutir con A. A es una persona muy inestable, y puede llegar a acuchillarte. Además discutir te hace mal; vos tenés problemas de presión, y últimamente estás comiendo muchas comidas saladas. De hecho, no sé cuánto salamín comiste anoche. ¿Dejaste algo de salamín, o te lo comiste todo?". A tenía la intención de narrar las razones de la discusión, pero B lo interrumpe para opinar acerca de las primeras palabras del relato. Sin embargo, después de esa ultrapostilla no tiene sentido hablar acerca de la disputa en sí: la conversación se encauza violentamente por el terreno de los salamines y la presión arterial.
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jueves, 1 de marzo de 2012

Plusirmonia

(Sustantivo. Del latín plus = más y sermo = discurso)

Tendencia a levantar la apuesta discursiva.

"Me duele la cabeza", dice A. "A mí me duele la cabeza y el pie", dice B. "Eso no es nada. A mí me duele la cabeza, el pie, el estómago y el pecho", dice C. La conversación puede volver al primer orador, quien se sentirá obligado a mostrar que sus dolores son mayores, más insoportables, más generalizados y más añejos que los de sus compañeros: "Pero yo tengo tumores en todo el cuerpo desde que era chico. Me duele cada parte de mi cuerpo como si me estuvieran clavando agujas. Y ahora la cabeza me duele como si hubiese veinte martillos eléctricos trepanándome el cráneo". B podría tratar de superar esa apuesta: "¿De eso te quejás? A mi la luz, el sonido y las superficies que toco me provocan un sufrimiento desesperante; cada vez que abro los ojos siento que los fotones punzan todos mis nervios; cuando huelo una rosa es como si hubiera puesto mis pulmones en una parrilla. Si escucho una tenue música, mis oídos sangran. Y por si fuera poco, de chico me clavé un poste de un metro en el pecho y no me lo pudieron sacar. Lo siento a cada instante corroyendo mis pulmones y mis intestinos". Si cada orador toma lo que dice el anterior como un desafío a ser superado, entonces se produce la plusirmonia. No importa el tema de conversación ni la verdad el asunto: lo importante es contar una historia en la que a la propia persona le han ocurrido eventos más importantes, dolorosos o placenteros que al resto.
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miércoles, 29 de febrero de 2012

Trastacular

(Verbo)

No llegar a sentarse en algún lugar y estar a punto de caer de trasero al piso.

La acción de trastabillar implica un traspié o tropezón sin caerse. El que trastabilla no cae, pero estuvo a punto de hacerlo. Lo mismo le ocurre al que trastacula, con la diferencia que el traspié no es dado con el pie, sino con el trasero.

Cuando un ómnibus o un tren tienen violentas sacudidas por pozos, el trasero de sus pasajeros no puede mantenerse firme en el asiento y trastaculan. Una persona sentada de modo inestable en el brazo de un sofá o en un lugar cuya superficie es más pequeña que su trasero, tiende a trastacular.
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jueves, 23 de febrero de 2012

Cronopenia

(Sustantivo. Del griego chrónos = tiempo y penía = pobreza)

Exiguo tiempo libre que no alcanza siquiera para una actividad breve y menor.

El bebé por fin se durmió, pero faltan solo cinco minutos para ir al trabajo. No nos queda tiempo para tomar un café, peinarnos o ver el final de una serie de televisión. El profesor faltó a clase, pero nos enteramos diez minutos antes de que terminara su hora. Esos diez minutos apenas pueden aprovecharse para ir rápidamente al baño o acomodarse en el banco a esperar la siguiente clase. Nuestra madre anciana a quien cuidamos con esmero durante décadas se murió, pero nosotros ahora estamos viejos, achacosos y ya no tenemos tiempo para estudiar medicina y convertirnos en profesionales exitosos.

La cronopenia es la exacta contrapartida de la cronotiquia.
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miércoles, 22 de febrero de 2012

Cronotiquia

(Sustantivo femenino. Del griego chrónos = tiempo y tyché = azar, suerte)

1. Momento libre inesperado. 

El profesor no vino a clase; su hijo pequeño se acostó temprano y quedó dormido; hubo un incendio en la oficina y no hay que ir a trabajar; la abuela enferma que debía cuidar esta noche se murió: algunas horas que usted pensaba invertir en una actividad estresante, ahora las puede aprovechar para mirar películas, comer una pizza con cerveza, tomar un largo baño caliente y escuchar música.  

2. Actividad inesperadamente gratuita.

Los trabajadores del subte están de huelga y lo dejan pasar sin pagar. Pasó por el zoológico con sus hijos y justo hoy -el día del animal- la entrada es gratis. Compró una entrada para ir al cine, y le ofrecen una sesión gratis en un spa. En todos los casos, usted no lo buscaba, pero le han abierto las puertas para pasar un buen momento sin gastar un centavo.
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viernes, 17 de febrero de 2012

Hiperfótera

(Sustantivo femenino. Del griego hiper = superioridad, exceso; fós = luz y aíter = aire puro que respiran los dioses)

Luz que escolta a Dios cuando se aparece frente a las criaturas. 

La divinidad se presenta con estruendo y magnificencia. Muchas veces es acompañada por una luz cegadora, más diáfana y poderosa que el sol. Esa luz es el entorno fenoménico del dios, creado por él mismo para que las criaturas no lo miren directamente al rostro ni le sostengan la mirada.
A veces miramos al cielo y entre los intersticios de las nubes se cuelan rayos de sol potentes y majestuosos, y creemos que Dios aparecerá por fin a revelarnos los secretos del universo. Desde luego, no lo hace, y esos rayos de luz no pueden compararse con las auténticas hiperfóteras.
Horas e incluso días después de haber observado una hiperfótera, la criatura siente una calma infinita, una placidez interminable y un regocijo pleno. De hecho, es común que la hiperfótera sea más recordada que el propio dios o sus palabras.
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lunes, 13 de febrero de 2012

Vidivicho

- Tu problema es que comés demasiada acelga.
(Adjetivo. De la frase latina 'veni, vidi, vici' = 'vine, vi y vencí')

Dícese de la persona que aparece durante un momento y con sólo dar una mirada superficial y un par de indicaciones generales cree que puede solucionar un problema complejo. 

El vidivicho llega a una reunión de profesores donde se debaten los nuevos contenidos curriculares del próximo año. No dialoga, no se interioriza, no le preocupa, pero dictamina desde lo alto: "Hay que examinar los contenidos de la reunión ministerial del año 1985. Ahí está todo". Cree que con esa directiva arbitraria y sesgada -que nadie tiene por qué cumplir, porque el vidivicho no es jefe- abre un camino de luz a la complejísima problemática del consenso, coordinación y articulación de contenidos. No se da cuenta -ni le interesa saber- que su consejo es obsoleto, parcial e inaplicable.
Si estamos enfrascados en un juego y no podemos pasar cierto nivel, el vidivicho aparece de manera repentina y dictamina: "Tenés que generar más energía eléctrica. Más poder". Supone que da con la única clave de un problema que ocupó nuestra mente durante un buen tiempo y que nosotros no supimos ver (¡Como si nosotros mismos no nos hubiésemos dado cuenta de esa estrategia!).
Si buscamos una salida entre todos los miembros de la familia para recortar gastos; si llevamos una hora tratando de identificar las compras superfluas o innecesarias, si no nos ponemos de acuerdo con respecto a qué gastos son verdaderamente importantes, el vidivicho llega y sentencia: "Acá el verdadero problema es que ustedes gastan mucho dinero en comida para gatos". Soberbio y propriorista, el vidivicho se comporta con un enorme aire de suficiencia, como si fuese un experto o un iluminado sobre algunos problemas en los que, por cierto, nunca se mete de lleno.
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jueves, 9 de febrero de 2012

Disprodigio

(Sustantivo y adjetivo. De dis- y prodigio)

1. Persona que abusa de su talento.
2. Persona que posee una habilidad insoportable.

(Como sustantivo, la palabra disprodigio se refiere al talento o a la habilidad abusivas propiamente dichas)

En la acepción (1), un disprodigio tiene un auténtico talento, pero lo demuestra de manera tan insistente en cualquier ocasión que se convierte en una tortura para sus amigos, parientes y compañeros de trabajo. Todos reconocen que Alberto tiene una voz hermosa, pero ya cansa un poco que se ponga a cantar en cuanta reunión haya, no deje hablar y exija aplausos durante horas. José es un maestro de la guitarra, pero, ¿es necesario que la toque incluso en la biblioteca? ¿Es posible que debamos soportar los raps espontáneos y creativos de Carlitos en las kermeses, los cumpleaños y los velorios? Eugenio es un excelente pintor, pero, ¿hace falta que traiga caballetes, acuarelas y pinceles al asado en el campo?

Si con la acepción (1) ya es difícil aguantar al disprodigio, en la acepción (2) las cosas se ponen peores. Según (2), el disprodigio no posee un talento digno de reconocimiento, sino una habilidad especial en rubros en los que es difícil determinar si se trata de algo elogiable o reprochable. Una persona que tiene la capacidad de hacer sangrar su nariz de forma espontánea; otra que puede eructar durante seis minutos; otra que puede tragarse cigarrillos encendidos: todas estas son ejemplos de actividades disprodigiosas en sí mismas. Pero para que el disprodigio sea completo, el "talentoso" debe tener una necesidad de mostrar su gracia en cualquier ocasión que se le presente: Ignacio vomita sangre como parte de su número en los cumpleaños de sus sobrinos; Juana se clava agujas en el estómago en las reuniones con sus amigos y Martín exhibe su habilidad para tragarse planchas de vidrio en la calle, en su trabajo y en las salas de espera del hospital.

En ambas acepciones, los ocasionales y cautivos espectadores sólo desean huir del disprodigio.
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martes, 7 de febrero de 2012

Pistiatría

(Sustantivo. Del griego pistis = creencia infundada y iatrós = médico. Adjetivo: pistiatra)

Diagnóstico inconcluyente e interrogativo sobre la causa posible de un padecimiento, hecho por personas que no conocen medicina.

Los pistiatras son devotos del tiempo futuro (perfecto e imperfecto), con el cual presentan innumerables y exasperantes posibilidades. Si les decimos "me duele la cabeza", el pistiatra dice: "¿Y no habrá sido el helado que tomaste anoche? ¿No será la cerveza? ¿No será el calor?" Si le hablamos de nuestro resfrío, comienza nuevamente con su batería de diagnóstico amateur: "¿No habrá sido la lluvia de ayer? ¿El ventilador? ¿El aire acondicionado? ¿El calefactor? ¿La plancha? ¿La capa de ozono? ¿No será la humedad de la pared del baño? ¿No habrá sido el julepe que te pegaste ayer cuando viste esa araña en la pared del baño? ¿No será alergia a las arañas o a las paredes de baño? ¿No habrá sido la pechuga de pollo con arroz?" Ante cada pregunta del pistiatra, el paciente se siente en la obligación de dar una respuesta satisfactoria, lo cual le demanda un gran trabajo y nuevas preguntas: "No, el aire acondicionado no puede ser, porque anoche no lo prendí. El ventilador no creo, porque lo puse muy bajito y muy lejos". El pistiatra embestirá nuevamente: "Bueno, pero ¿y la noche anterior? ¿Prendiste el aire? Y el ventilador ¿qué tan lejos estaba?". Ante cada posibilidad negativa, el pistiatra insiste y vuelve a la carga . Si decimos que nos "duele la panza", el pistiatra pregunta: "¿Y no será el hígado? ¿No será la vesícula? ¿Será el apéndice? ¿Una inflamación intestinal? ¿El estómago?". "No, el estómago no creo, porque me duele más abajo". Ante esta respuesta, el pistiatra podría argumentar: "Pero a veces parece que son los intestinos pero en realidad es el estómago". Como puede verse, no hay manera de escapar de sus diagnósticos parciales y sesgados. Si le recriminamos al pistiatra su insistencia, él se suele ofender aduciendo que sólo lo hace porque se interesa por nuestro malestar.
Es notorio, sin embargo, que los médicos rara vez someten a sus pacientes a preguntas verdaderamente informativas y minuciosas. Lo curioso es que en este caso el interrogatorio sí sería legítimo y necesario. Pero el médico suele hacer un breve examen de rutina en silencio, y no le parecen relevantes las particulares circunstancias de nuestro malestar. Apenas si nos receta un jarabe sin siquiera mirarnos a los ojos. "¿Qué tengo, doctor?" le preguntamos cuando escribe, callado, la receta. "Una inflamación", dice, escueto. Aunque nos irrita la verborragia de los pistiatras, también nos enoja la parquedad de los médicos.


Las madres, las abuelas y las tías solteronas suelen ser eminentes practicantes de la pistiatría.